Ilustración de Marco Antonio Sepúlveda

Domitila sabía que era un sueño, hacía lo imposible por converse que no lo era, solo un sueño, pero no lograba despertar.

Corría, corría en el bosque,desnuda,sudorosa, húmeda.

Sabía que no debía correr ¡ Que no deseaba correr! ¡ Quería que la alcanzara !

¡ Cuanto deseaba ser alcanzada y estrujada entre sus brazos!

Se dijo a si misma- ¡ No quiero despertar!

Se encontró adherida a su cuerpo dejándose llevar por la marea de sensaciones. Sintió el aliento cálido y jadeante en su oído, se apretó con fuerza a su pecho velludo que rozaba sus senos. y se dejó llevar...

Brincó en su cama al sentir un rasguño en su pecho.

Agarró el gato malcriado, que siempre se metía entre las sábanas... y lo lanzó lejos.

Fotografía Abstracta de Marco Antonio Sepúlveda

Cuestiones virtuales1

Alguna vez inventaran un espacio

donde los encuentros virtuales

sean tan reales que pueda tocarte

Alguna vez, en algún lugar

en un espacio habitado por tu memoria

pueda alojar mi disco duro.

Cuestiones virtuales2

A veces la memoria es pequeña

apenas alcanza para recordarte

pero mi corazón

es un disco duro de muchos GB

y sin cortafuegos.

Cuestiones virtuales3

Tengo miedo de que caiga la red

y probablemente no encuentre la conexión

Que me lleve a tu boca.

Fotografía de Marco Antonio Sepúlveda

El día de la Madre es la institución más marketeada del occidente, donde se cobija toda suerte de extraños seres, que por lo general no se cuestionan nada ni siquiera el hecho de ser madres, a veces voluntariamente y a veces por estupidez.

Es importante reflexionar sobre esta institución, que proviene esencialmente de la religión católica y posteriormente de los medios de difusión los cuales pagados por grandes empresas se dedican a campañas desmesuradas donde pontifican “ La Madre”. como el único ser que puebla y mueve este planeta.

Claro está que nadie duda de esas madres que bien se merecen el calificativo de tales, por su enorme labor en pro de la vida.

Pero no hay que olvidar que Chile, país de los padres ausentes, las madres no son lo que el discurso público nos ha hecho creer, sino que tenemos el triste record de ser Top Ten en el maltrato y destrucción infantil, y por ende unas de las peores madres del mundo.

Escribo esto, en el día de “ LA MADRE”, para aplaudir a esas madres que realmente lo son y que hacen que este mundo sea un poco mejor que ayer y repudiar con todo a esas otras ( la gran mayoría) que en vez de crear vidas las destruyen constantemente con sus propias frustraciones inscrustándolas a sus hijas e hijos.

Por un futuro mejor para la infancia de Chile.

Salvemos nuestras niñas y niños del maltrato infantil.
No hay que celebrar, hay que preocuparse, y reflexionar.

Enlace a Estadisticas de la Unicef

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Fotografía de Marco Antonio Sepúlveda

El tema que he decidido tocar es el compromiso.

¿ Que es el compromiso ?

Convenio entre litigantes. Obligación contraída, palabra dada.

Comprometerse va más allá de cumplir con una obligación, es poner en juego nuestras capacidades para sacar adelante todo aquello que se nos ha confiado. La definición anterior es casi universal.
Si las definiciones anteriores nos explican someramente lo que significa el " Compromiso" son de por si breves y en general no nos dicen más allá de lo mínimo.

Pero debemos preguntarnos si nosotros como individuos "pensantes" , creadores de conceptos e ideas teóricas, propuestas ideológicas y religiosas que clase de compromisos hemos adquiridos, la profundidad de los mismos y si estamos cumpliendo con ello.
Nuestra cotidiana existencia nos hace comprometernos a veces en demasiadas cosas superfluas, consumiendo lo que el mercado nos ofrece y por ende comprometiéndonos aún más en esta sociedad sin valores, cuyo fin es estar de acuerdo con las grandes mayorías y ser parte de un sistema esclavizante que no cuenta con espacios reales y no imaginarios o "políticamente correctos".
Esta “humanidad” que se cree el cuento de “ser humano”, que grita pidiendo “derechos humanos”, que exige tratos y leyes especiales para cualquier tipo de opción que se le ocurra, sea esta política, religiosa o sexual.

¿Estamos capacitados para comprometernos?

¿Cual es nuestro compromiso con nosotros mismos?

¿Somos parte de un compromiso más global?

¿Nos hemos comprometido con alguna causa justa?

¿Cumplimos nuestros compromisos regularmente?

En general las personas no respetan sus compromisos si no los obligan a ello, si no hay un papel legalizado para la ocasión, el compromiso no es válido, según las grandes mayorías.

¿Hemos comprometido nuestro tiempo y dinero con los más necesitados, con los que no tienen nada, con las niñas y niños abandonados?

¿ Que hacemos por ellos?

¿Hemos ayudado a alguien en los últimos días?

¿Escuchamos a alguna amiga o amigo que tiene un problema y tratamos de solucionarlo no con apoyo moral sino práctico?

¿O somos el típico funcionario público que se deja ver a cada instante para que crean que trabaja?

Siempre es posible dar, y por sobre todo como decía el Padre Hurtado " Dar hasta que duela".
No dar lo que sobra sino lo que nos sirve a nosotros les servirá a muchos más.
El egocentrismo cultural de creernos individuos únicos e irreemplazables nos hace ser prepotentes, pensar que estamos solos y el resto sirve para nuestras necesidades cuando lo requerimos.
Comprometernos en una causa justa, noble, llena de esperanza, no perder los ideales de la humanidad que por siglos han movido la maquinaria del alma y sus engranajes.
Comprometernos con nosotros mismos, con altura de miras y pensar positivo aunque a veces nos demos cuenta que las cosas saldrán mal o no como pretendemos, pero el intentarlo es parte del cambio, de las posibilidades del mismo y por consiguiente de sus resultados.
No creo en la predestinación del individuo, sino por el contrario en el libre albedrío y ser nosotros nuestros propios gestores del cambio y de nuestro destino.
Por lo mismo el compromiso con nuestros ideales ( no perderlos), e intentarlo siempre, ya que esto demuestra valentía y ser quienes somos y lo queremos ser en este mundo.

Marco Antonio Sepúlveda